La casa del Cordón es uno de los monumentos más emblemáticos de Burgos. En nuestras visitas guiadas por el casco histórico descubrirán lugares llenos de historia que no les dejarán indiferentes.
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La Casa del Cordón, un palacio impregnado de historia
Don Pedro Fernández de Velasco y su esposa Mencía de Mendoza Figueroa, hija del Marqués de Santillana, ordenan la construcción de este palacio en el siglo XV.
A lo largo de los siglos la Casa del Cordón ha sido morada de reyes y príncipes en sus visitas a Burgos. En este palacio los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón el año 1497. El ilustre navegante había vuelto de su segundo viaje al Nuevo Mundo.
Asimismo, en la casa del Cordón fallece el 25 de septiembre de 1506 Felipe el Hermoso. Cuenta la tradición que se puso muy enfermo tras haber bebido un vaso de agua fría después de jugar un partido de pelota en el castillo. Verdad o no, esa fue la versión oficial. Doña Juana permaneció en el palacio hasta el 20 de diciembre de ese mismo año. En esa fecha decide comenzar una extraña peregrinación con los restos mortales de su esposo por los campos y pueblos castellanos.
El año 1512 Fernando el Católico recibe en la Casa del Cordón una embajada del rey de Tremecén, en la que le comunicaba su deseo de hacerse vasallo suyo. En este mismo año, el día 27 de diciembre, el rey firma en la casa del Cordón las llamadas leyes de Burgos, que se perfeccionan con otras dadas en Valladolid el año siguiente. Con dichas leyes se intentaba dar solución a los abusos que cometían los encomenderos con los indios de América.
En 1515 se firma aquí la anexión de Navarra a la corona de Castilla, hecho importantísimo en la historia de lo que ya comenzaba a convertirse en un Estado con un territorio unificado.
Hasta el siglo XIX sus propietarios fueron los Fernández de Velasco, duques de Frías. En 1883 el XV Duque de Frías, José Bernardino Silverio Fernández de Velasco y Jaspe vendió la casa al abogado Francisco Baena Izquierdo por 85.000 pts. Posteriormente, la adquieren Tomás Conde y Juan Domingo, que ocuparon sendas viviendas en el edificio, por 150.000 pts.
Unos años más tarde, Víctor Conde, hijo de Tomás, se convierte en dueño de todo el edificio al comprar la otra mitad a la heredera de Juan Domingo. En este momento se realiza una remodelación del palacio llevada a cabo por el arquitecto Vicente Lampérez.
El 21 de enero de 1930 la casa es adquirida por la Caja Municipal de Burgos que paga a Víctor Conde la suma de un millón de pesetas.
Restauración integral de la Casa del Cordón
Aunque en 1968 fue declarada Monumento Histórico-Artístico, la casa del Cordón era un edificio decadente. A mediados de la década de los 80 Caja de Burgos acomete una reforma integral en la que se invierte una suma muy importante de dinero.
El arquitecto Fernando Barberá Moreno trata de fusionar historia y modernidad y la obra llevada a cabo supuso un antes y un después para el edificio. Los burgaleses pudieron contemplar esta restauración llevada a cabo con las técnicas más innovadoras del momento. Durante meses el edifico parecía flotar en el aire, como por arte de magia, sostenido gracias a lo último en avances constructivos.
El primer escollo de las obras, que comenzaron en 1983, fueron las corrientes fluviales subterráneas, que hacían imposible la construcción de sótanos. Este problema se resuelve con la realización de una gran cubeta impermeable. Hubo que recurrir a un complejo y pionero sistema de congelación del terreno que permitió la ejecución del muro pantalla debajo de los lugares edificados.
Después de consolidar el patio, los claustros, los muros y las arquerías, se ejecutó la dificultosa excavación, que alcanzó los once metros de profundidad. El edificio quedó espectacularmente sostenido por un complicado mecano que se asentaba en micropilotes. Tras la cimentación y la colocación de los pilares definitivos, se cortaron los micropilotes y el edificio dejó de ‘flotar”.
Las obras se prolongaron hasta el mes de junio del año 1987, en que la casa del Cordón fue inaugurada.
Acérquense a conocer la historia que encierran nuestros monumentos y los personajes que forman parte de ella. Cada rincón de nuestra ciudad guarda historias sorprendentes.