Les aconsejamos realizar una visita guiada a la Iglesia de San Gil en Burgos, a la vera del Camino de Santiago.
La austeridad de su aspecto exterior, debido a que estuvo incluida en la muralla de la ciudad, no permite adivinar la belleza y riqueza de su interior. Esta iglesia cuenta con un espléndido conjunto gótico, el más importante de la ciudad después de la Catedral.
La primera fase del templo se lleva a cabo en el siglo XIII, pero será en los siglos XV y XVI, en que la ciudad vive su época de esplendor, cuando se realiza la segunda y definitiva remodelación. En esta época se construyen magnificas capillas sepulcrales en las que intervienen artistas como los Colonia, Juan de Vallejo, Felipe Vigarny, Gil y Diego de Siloé. Destacan las capillas de la Natividad de María, la de Nuestra Señora de la Buena mañana y la de los Reyes.
La capilla mayor cuenta con un retablo del siglo XVII, obra de Policarpo de la Nestosa. El cuerpo central lo ocupa un gran lienzo de San Gil del siglo XVIII, obra del pintor burgalés Martínez Barranco. Asimismo, a ambos lados encontramos representados a Fernando III, El Santo, y a su primo San Luis de Francia. Remata el retablo un crucifijo del siglo XVII.
Las vidrieras del ábside se realizan en 1928. La de la izquierda representa el milagro de las Santas Gotas y la de la derecha a San Gil siendo alimentado por la cierva.
En ella se venera el Santísimo Cristo de Burgos o de las Santas Gotas. Esta imagen se encontraba en el hoy en día desaparecido convento de la Santísima Trinidad. Con la desamortización de Mendizábal los monjes son expulsados y la imagen pasa a la parroquia de San Gil.
Junto a la iglesia se levanta el llamado Arco de San Gil, que desempeñó funciones de torre defensiva y prisión hasta el siglo XVI.